Jaime Kulisevsky, José María Grau y Jaume Coll.
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Sandra Melgarejo / Imagen: Pablo Eguizabal. Madrid
Jaume Coll, ex presidente de la Sociedad Catalana de Neurología, profesor de Neurología de la Universidad Autónoma de Barcelona y responsable de la Unidad de Patología Neuromuscular del Hospital Germans Trias i Pujol de Barcelona; José María Grau, presidente de Honor de la Sociedad Española de Neurología (SEN), y Jaime Kulisevsky, jefe de la Sección de Trastornos del Movimiento y director de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, han participado en el debate ‘¿Repercutirá la crisis económica en la Neurología catalana?’, organizado por Publicación Médica de Neurología y la SEN. Los tres han coincidido en que el recorte del 10 por ciento en el presupuesto sanitario catalán no está correctamente planificado y que la opinión de los facultativos se debería tener en cuenta a la hora de aplicarlo. Además, lamentan la repercusión que puede tener la crisis en la calidad de la asistencia y en el desarrollo de la investigación, aunque confían en que la coyuntura económica sea una oportunidad para replantear el modelo sanitario.
¿Cuál era la situación de la Neurología catalana antes de la crisis y cómo está afectando esta situación económica a la especialidad?
Jaime Kulisevsky: La Neurología catalana tiene una tradición centenaria, es una de las especialidades que se ha desarrollado con más ímpetu en Cataluña y, luego, en el resto de España. Ha habido años de crecimiento, se han consolidado servicios hospitalarios de mucha calidad y se ha incorporado una hornada de gente joven. En general, aunque hay que dar respuesta a muchas situaciones que todavía no están cubiertas por el contexto cambiante de la demanda neurológica, la especialidad no está mal, dentro de lo que es el sistema sanitario público. Pero el problema será el futuro dentro de una situación de crisis, no solo para la Neurología catalana sino, probablemente, para la sanidad pública en su conjunto.
José María Grau: La Neurología había pasado por épocas difíciles y, cuando parecía que estábamos saliendo de esta situación, tenemos el miedo de que podemos caer en una situación bastante precaria. La reducción de presupuestos, de inversiones y de plantillas de momento son amenazas, pero realmente preocupan. Preocupa porque estábamos alcanzando una situación relativamente buena, pero ahora la vemos peligrar, como casi toda la sanidad pública en España.
Jaume Coll: En momentos de crisis no se puede desvincular la Neurología de lo que es toda la sanidad. Espero que los recortes afecten temporalmente a zonas poco sensibles, que no hagan un daño permanente. Si el recorte es muy importante en investigación, esto va a hipotecar el futuro de nuestros hijos. Quiero ser optimista porque, según cómo lo hagan, puede servir para quitar los malos hábitos que ha arrastrado la sanidad pública durante años. Si conseguimos cambiar la cultura y entender que la sanidad es una cosa de todos, esto servirá para ahorrar y dedicar lo ahorrado a sectores necesitados, como la investigación y proyectos de terciarismo.
Confían en que los recortes van a servir para optimizar la sanidad o creen que van a repercutir en la asistencia?
Jaume Coll: Evidentemente, van a repercutir, porque se nos ha pedido una disminución de la actividad. De momento, parece que lo pueden hacer cerrando consultas externas por vacaciones para evitar sustituciones de personal.
Jaime Kulisevsky: Estamos en el momento inicial del problema. Necesariamente tiene que haber un proyecto, pero simplemente han dicho que hay que recortar un 10 por ciento por un problema de tesorería. La Consejería tendrá que dar una explicación política de hacia dónde va y cuáles son las medidas coyunturales que tiene que asumir cada centro. Por lo tanto, es de esperar que haya una reflexión y un ajuste del modelo, en el sentido de que seguramente hay muchas imperfecciones, pero no vamos a salir de la crisis simplemente ahorrando recetas. Hace falta explicar cómo se financia la sanidad, una sanidad que promete que va a dar todo, pero no está dotada para darlo.
José María Grau: No se está planificando, se está intentando ahorrar el 10 por ciento. Hay que tener en cuenta que la sanidad española sigue siendo una inversión escasa y barata para el Estado, España es de los países de la Unión Europea que menos invierte en sanidad respecto a su PIB. Seguramente despilfarramos mucho y no está optimizada la utilización de recursos, pero lo cierto es que sigue teniendo un coste inferior al que tiene en la mayor parte de los países de nuestro entorno europeo. Además, esto se agrava especialmente en Cataluña, donde hay una situación difícil de sostener, debido a la población inmigrante que oscila alrededor del millón de personas y que no cuenta demasiado a la hora de valorar los presupuestos. Por otra parte, si recortamos la investigación estamos perdidos, porque es lo único que puede mantener el nivel que tenemos o aumentarlo e intentar aproximarnos a Europa.
¿Ha repercutido ya la crisis en la investigación?
Jaume Coll: Ha habido recortes. Alemania ha salido de su crisis porque durante muchísimos años ha estado invirtiendo un cinco por ciento del PIB en I+D y su economía no ha dependido exclusivamente del ladrillo. Aquí esto no se ha pensado nunca y cuando nos ha cogido la crisis ha habido una reducción brutal de ingresos que no se sabe lo que va a durar. Quiero ser optimista y espero que esta desgracia económica que ha sucedido en todo el mundo sirva como lección para que los dirigentes políticos aprendan a pensar a 15 o 20 años vista, no a cuatro. En cuanto a la labor del médico, la mayoría de nuestro tiempo, yo diría que un 40 por ciento, no estamos haciendo de médico, sino de administrativo, de enfermera, de celador… Eso hace difícil que se consiga una buena productividad.
Jaime Kulisevsky: Lo primero que hay que recordar es que la crisis global ha afectado a todos los sectores. Creo que se ha hecho un esfuerzo a nivel estatal para intentar no disminuir grandemente la inversión en investigación y programas que tocan a la Neurología, como los Ciber, el desarrollo de institutos biosanitarios, los programas de formación de personal investigador… Pero se han mantenido con recortes que hemos notado y eso es lo que no hay que hacer. En un país en el que no hay un tejido de investigación biomédica consolidado no puedes dejar de invertir porque el ahorro que hagas ahora es una pérdida que tendrás mañana.
Además de la I+D está la innovación. Hay innovaciones en procesos, para implementar sistemas que mejoren la producción dentro de los servicios y de los hospitales, pero la investigación biosanitaria y, sobre todo, la Neurología han entrado muy poco en esto. Investigar puede ser barato porque si inviertes en la mejora de procesos, a la larga vas a tener ahorros. Estamos en un momento muy crítico porque el sistema se ha tenido que ajustar, pero no ha hecho a fondo la reflexión que tenía que hacer, tanto a nivel asistencial como a nivel de investigación. Pero también hay que dejar el victimismo porque en las épocas de crisis es cuando hay que sacar la imaginación.
José María Grau: Desgraciadamente, nuestros políticos no tienen esta mentalidad ni están en condiciones de tenerla, España sigue invirtiendo muy poco en I+D. El porvenir a 10 o 15 años depende de que no aflojemos la inversión en investigación, sino de que la aumentemos y, si hay que recortar, hay que hacerlo en otros sitios donde tenemos margen, no en I+D. Es un hecho indiscutible que no toda la investigación tiene que ser básica, también hay investigación clínica y de aplicación directa, que es barata porque mejora la calidad asistencial. No sé por qué a todos nos falta un poco de imaginación, la culpa no es exclusivamente de los políticos, la tenemos todos.
¿Qué opinan de medidas como la factura sombra para concienciar a la población sobre el coste de los recursos sanitarios?
Jaume Coll: Forma parte de la educación de la población. Pero si los médicos tienen dos minutos por paciente, lo que van a hacer es pedir pruebas. Si tienes tiempo, 15 minutos, puedes hacer una exploración, poner el tratamiento y dar el alta al paciente. Dejar que los profesionales desarrollen sus conocimientos con tiempo es beneficioso para todos desde el punto de vista económico.
Jaime Kulisevsky: Creo que no ayuda gran cosa porque hay que tener un plan, no hay que culpabilizar al usuario. Hay que explicarle bien qué cuesta lo que está recibiendo y que si se abusa de algunas piezas, el sistema se rompe. Otra cosa es asumir el coste político de decir que tiene que haber un copago cuando estás enseñando los costes a un ciudadano que, por otro lado, paga impuestos. La factura es simplemente una pieza para tomar conciencia de lo que vale la sanidad, pero hay que hacer una reflexión más profunda.
¿Ha repercutido la crisis en aspectos particulares de la atención neurológica, como el Plan de Ictus o la cirugía del párkinson?
Jaume Coll: De momento, no hay noticia de que se halla recortado la actividad de terciarismo, aquellas técnicas médicas más sofisticadas como la cirugía del párkinson, la cirugía de la epilepsia, o la atención urgente a los enfermos con ictus. Lo que sí nos han dicho es que hay que bajar un cinco por ciento toda la actividad, pero no se ha concretado cómo.
Jaime Kulisevsky: Cada consejo de dirección ha tenido que tomar decisiones. Entiendo que el terciarismo no se va a tocar, es muy difícil decirle a un médico que utilice un cinco por ciento menos de inmunoglobulina, ¿eso quiere decir que tiene que dejar a dos enfermos sin tratar? Habrá que disminuir el gasto en aquello que no toca a las grandes actuaciones: cirugía del párkinson, inmunoglobulinas… Entiendo que la intención de los centros es disminuir allí donde no se amenace la calidad del sistema, otra cosa es si eso se puede hacer con un recorte del 10 por ciento.
José María Grau: Es cierto que seguramente la asistencia terciaria en Neurología no se va a modificar de una forma consistente. Sin embargo, hay que hacer una planificación de lo que debe hacer cada hospital porque, seguramente, las técnicas sofisticadas haya que hacerlas en pocos centros. Esto supondría reducir programas en algunos hospitales, pero es difícil y cuesta mucho que un administrador o un político se atreva a tomar estas decisiones. Hay que reorganizar la sanidad aprovechando la crisis y la mayor parte de la inversión hay que hacerla en tiempo para el médico, esto es fundamental.
Jaime Kulisevsky: Hay dos cosas interesantes en la Medicina británica actualmente: la política de fusión de hospitales y de servicios, y la reducción de cargos intermedios y administrativos. En los últimos años han proliferado en los hospitales multitud de cargos administrativos que generan una burocracia que, en el fondo, no ha mejorado los procesos. Ahora se tiende a devolver el poder de decisión al médico, que lo ha ido perdiendo.
Jaume Coll: Pienso que, más que devolver el poder a los médicos, habría que escuchar a los profesionales y tenerles en cuenta en la organización de los hospitales. Habría que dar relevancia a las juntas clínicas para que pudieran orientar las políticas en cada centro y no dejar una administración economicista pura y dura, que es lo que suele suceder.
Entonces, ¿puede la crisis ser una oportunidad para devolverle el poder al médico?
José María Grau: Es difícil deshacer lo que han hecho porque se inició hace unos 20 años una carrera, un ascenso de administrativos que cuesta mucho retroceder, creo que hay que racionalizarlo. A veces es pintoresco ver tantos despachos de directores. Creo que casi todos estamos convencidos de que no hace falta, pero muchas veces no nos atrevemos a decirlo porque es políticamente incorrecto, sobre todo de cara a nuestros compañeros administrativos del hospital. Es un poco penoso ver cómo florece la administración de un hospital.
Jaime Kulisevsky: Creo que la responsabilidad es de todos, no simplemente de la Administración. Los médicos y, en concreto, los neurólogos tienen que participar más en la organización del hospital. En este sentido, hay que devolver poder a los médicos y volver a hacer proyectos de hospitales en los que el médico se sienta implicado, tanto en la gestión de las consultas como en la gestión de patologías concretas, en las alianzas, en cada nivel de decisión... El modelo que mantenemos cada vez divorcia más al que ejerce la práctica clínica de la responsabilidad global y fomenta el victimismo.
Ronda de conclusiones: ¿repercutirá la crisis económica en la Neurología catalana?
Jaime Kulisevsky: Repercutirá, desde luego, porque repercute en toda la economía y en todos los sectores. Lo que tenemos que hacer es ver cómo minimizamos el efecto y, desde luego, creo que los neurólogos tenemos que hacer muchas reflexiones y, sobre todo, aconsejar y vigilar a la Administración para que la repercusión sea la menor posible.
José María Grau: Sí, sería ingenuo pensar que no va a repercutir. A pesar de ello, pienso que no debería porque seguimos estando bastante por debajo de lo que deberíamos gastar. Nuestro papel es intentar minimizar los efectos. Seguramente, si nos dejasen, podríamos manejar la situación mejor, en el sentido de optimizar los recursos y obtener mejores resultados. Hay varias formas de reducir un 10 por ciento el presupuesto, habría que buscar una que no repercutiese sobre la calidad asistencial. Creo que es factible, pero no sé si se va a hacer.
Jaume Coll: Efectivamente va a repercutir, pero lo miro con optimismo y expreso mi deseo de que esto sirva para dos cosas. Una, para cambiar ciertos hábitos, ciertas conductas, ciertos circuitos de actuación, y optimizarlos realmente para que el profesional se sienta satisfecho de trabajar en este sistema. Y en segundo lugar, para que dejen a los profesionales de cada unidad o de cada centro ser lo suficientemente imaginativos para que durante este periodo podamos aplicar los recortes en donde nosotros creamos que no va a repercutir en la calidad de la asistencia, pero nos tienen que dejar intervenir. Aunque suene a dicho, es cierto que los tiempos difíciles son tiempos de oportunidades y hay que ser optimistas.
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